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David Aguilera ha ilustrado "Ressona2", el nuevo álbum de Ressonadors que ya está a la venta. Ha querido mostrar esa isla de contrastes y ese espíritu de fusión entre lo tradicional y lo actual que destilan las canciones del grupo. Excelente dibujante, Aguilera reconoce su admiración hacia artistas como Juan Aboli, Fernando Boisset o Adrián Rosa. Pero también alaba el talento del grafitero Jerome.

DIARIO DE IBIZA | LAURA FERRER ARAMBARRI
 
Colabora en ´Ressonador2´ con cinco ilustraciones en las que habla de los contrastes del ayer y del hoy de la sociedad ibicenca. David Aguilera (Madrid, 1969) conoce la isla desde que era un niño.

—¿Cómo surgió la posibilidad de ilustrar ´Ressona2´ ?
—Me siento muy agradecido por la propuesta que me hicieron. Más todavía porque en el disco colaboran nombres como Javier Vargas o Celtas Cortos. Conozco desde pequeño a Omar Gisbert, otro motivo para trabajar con más interés en el disco, en el que aparecen unas cinco o seis ilustraciones.

—¿Es dibujante desde siempre? ¿De los que no atendía al profesor para garabatear?
—Era el típico bicho raro, no me gustaban los recreos. Me metía en la biblioteca de la Escuela francesa de Ibiza entre libros de Tintín, Astérix... todos los cómics que caían en mis manos. Entablé amistad con un chico que ahora es dibujante publicitario en Barcelona y pasábamos semanas juntos dibujando en su casa. En clase no atendía, pero aprobaba los exámenes. Llenaba los cuadernos de dibujos, exasperando a los profesores. Ver trabajar a mi padre, Francisco Aguilera, que era grabador, dibujante y escultor también fue muy importante. Siempre ha habido un taller en casa. Mi familia siempre ha estado vinculada al mundo del arte y la cultura de una u otra manera. Recuerdo las tertulias con Concha García Campoy y Pepe Rubianes, que estaba casado con una prima de mi padre. Son gente que me ha marcado muchísimo. Sobre todo mi padre, que es una de las personas más inteligentes que he conocido. También me marcó mucho Rubianes, que era un hombre normal que decía lo que pensaba. Era una carcajada continua. Era un hombre culto e interesante.

—Los dibujos que ha hecho para este álbum juegan con los contrastes.

—Me gusta la ironía, la crítica sutil. Se está perdiendo la identidad de los pueblos. También hay dibujos de crítica social. Una de las cosas más graves en las que me he visto implicado ha sido la lucha antiautopista. Toni Malalt es muy amigo de mi familia, me ha visto crecer. Me resultaba insoportable ver como trataban a un hombre que había luchado cincuenta años para tener lo que tenía. Hay que adoptar una posición de compromiso social. La lucha antiautopista acabó con mi detención y he pagado una gran factura por ello.

—¿Ha tenido problemas para exponer?
—He propuesto proyectos y mis ideas se las han dado a otros. Desde entonces procuro guardarme mis ideas y no contárselas a nadie, solo a mi mujer. Por esto me gustaría moverme también fuera de la isla. Tengo algunos proyectos, siempre tengo algo entre manos. Me encantaría exponer en el Club Diario de Ibiza, es una de las mejores salas de la isla.

—Es ilustrador, dibujante, pintor...
—Sí, toco varias facetas. En pintura me gusta el óleo, pero ahora también estoy experimentando con barnices. Fabrico mis propias mezclas, soy un poco alquimista. También me interesa mucho el grabado.

—En su web [www.davidaguilera.es] se puede apreciar en sus dibujos su interés por la anatomía humana.
—He tenido la gran suerte de haber conocido a Fernando Boisset, un catedrático de dibujo que me enseñó todos los trucos que sabía. Generalmente en este oficio, el que sabe suele guardar sus secretos. Durante seis años dormí cuatro horas al día estudiando sus dibujos y aprendiendo. Me hacía los tres turnos diarios. Desde entonces me sigo acostando a las cuatro de la mañana [risas].

—¿Se puede vivir del arte?
—Es muy difícil. Tengo que hacer chapuzas, desde un mueble de madera a trabajar de pintor... no se me caen los anillos pero me gustaría vivir de mi pasión. Todavía en España se considera a quien trabaja en este tipo de cosas, en el arte, como un bicho raro. En España, si eres artista te cuelgan el cartel de vago, cuando es un oficio que implica mucho sacrificio y trabajo, para el que hay que estudiar toda la vida. Es una pasión. Eso no significa que seas más especial que un fontanero. Si no trabajas esa predisposición natural no evolucionas. Tienes o no tienes pasión. Ser artista supone involucrarte a sangre y fuego, es una obsesión.

—Además de los citados, ¿qué otros artistas de la isla le interesan?
—Muchos como Juan Aboli, Adrián Rosa e incluso grafiteros como Jerome que hace unas cosas impresionantes. Stafforini es encantador... hay muchos, algunos son compañeros de la Aavib.